Los Servitas recrea la historia con la Cinta

Gibraleón tiene mucho que ver con el origen de la devoción cintera que existe en la actualidad. Cuenta la historia que un olontense zapatero de profesión, se encomendó a la Santísima Virgen en la zona del Humilladero por un fuerte dolor en el costado, quien milagrosamente quedó sanado al ponerse una cinta a su alrededor.

Este zapatero para agradecer tal milagro, encargó a un pintor amigo de la familia la imagen de un Virgen, que quedó reflejada con una cinta en su mano y un Niño Jesús desnudo con zapatos de oro, haciendo mención a la humildad del zapatero, que entregaba zapatos a los más necesitados.

Cabe mencionar que este zapatero realizaba todos los días el mismo camino desde Gibraleón a la ciudad choquera. Aprovechando el Año Jubilar Cintero, la Hermandad de los Servitas peregrinaron hasta el Santuario rememorando el mismo camino que hacía el zapatero. Dichos peregrinos tuvieron a bien la donación de unos zapatos de orfebrería, emblema del niño de la Cinta, que fueron bendecidos en el transcurso de la misa.

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