¿Qué celebra la iglesia en estos días de difuntos?

Muchos creyentes y especialmente los jóvenes desconocen el significado de estas fiestas cristianas. Muchos solo asocian el 1 y 2 de noviembre al concepto genérico de “muertos”, o mucho peor a la lúdica celebración de “Halloween” en la noche de vísperas.

Otras personas, las de mayor edad, acuden durante estos días a los columbarios, o a los cementerios para adecentar y poner flores sobre las tumbas y nichos de sus seres queridos. Y al estar relacionados ambos días con la muerte, muchas veces no se es consciente de lo que realmente celebramos

.Ahora bien, los cristianos católicos no debemos perder la perspectiva, y debemos conocer el verdadero sentido que tienen estas celebraciones, pues nos acercan a la fe, y nos ayudan a entender el sentido espiritual de la muerte.

En este contexto, el calendario litúrgico de la Iglesia católica conmemora el día 1 de noviembre la “Solemnidad de todos los Santos”, y el siguiente, día 2 la “Fiesta de los Fieles Difuntos”.

Pero…

¿SABÍAS EN QUE SE DIFERENCIAN AMBAS CELEBRACIONES?

El 1 de noviembre la Iglesia celebra la “Solemnidad de todos los Santos” en memoria de todos los santos canonizados por la Iglesia Católica, es decir, quienes al ser reconocidos oficialmente, se encuentran en el cielo, y por tanto, pueden interceder por todos nosotros.

Pero la Iglesia, desde el siglo IX, también dedica este día a esos “santos anónimos”: anónimos para nosotros pero perfectamente conocidos para Dios, y que también ya alcanzaron la vida eterna, y se encuentran en el cielo.

¿Y qué hacer con las almas de aquellos cristianos fallecidos que aún no se encuentran en situación de presentarse ante Dios, y han de esperar para purificarse?

Para ellos, la Iglesia Católica celebra el día 2 de noviembre, la “Fiesta de los Fieles Difuntos”.

Los concilios de Florencia (cf DS 1304) y de Trento (cf DS 1820; 1580) refrendaron y clarificaron toda la doctrina de la fe relativa al Purgatorio, promoviendo el sacrificio de la misa como el mejor de los sufragios para la salvación del alma de aquellos difuntos que, habiendo muerto en gracia de Dios y teniendo segura su salvación, necesitan mayor purificación para alcanzar el Cielo Eterno. Hoy, además, la Iglesia recoge toda la doctrina de la Purificación final o Purgatorio[i] y recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.

Por tanto, los fieles difuntos y todos los santos son festividades diferentes, pero al ser festivo el día 1 la tradición es ir al cementerio en este día. Sin embargo, no hay que mezclar ambos conceptos.

Ahora bien,

¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A PURIFICAR EL ALMA DE LOS FIELES DIFUNTOS?

Puesto que los fieles difuntos en vía de purificación son también miembros de la misma comunión de los santos, podemos ayudarles, entre otras formas, obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados.

El primer requisito exigido por la Iglesia para lucrar indulgencia plenaria a favor de un fallecido es cumplir una de estas dos obras:

  • Visitar un templo u oratorio, el día 2 de noviembre y rezar allí el credo y el padrenuestro, en favor de las almas del purgatorio.
  • Visitar los cementerios entre los días 1 y 8 de noviembre, orando por las almas del purgatorio, aunque sólo sea mentalmente.

Y además, será requisito indispensable para lucrar indulgencia plenaria, Confesar, recibir la Comunión y Rezar por las intenciones del Papa.

¿Y QUÉ PODEMOS HACER PARA RECUPERAR ESTAS FIESTAS CRISTIANAS ENTRE LOS JÓNENES?

Hay dos cosas fundamentales que los cristianos podemos hacer para recuperar estas fiestas. como bien nos dice Monseñor Esteban Escudero, Obispo Auxiliar Emérito de Valencia, lo primero que debemos hacer es mostrar a los niños y jóvenes ejemplos de personas que han vivido y han muerto por Cristo, que han vivido de manera tan santa, que han recibido tras la muerte el Reino de Dios, y la segunda de las cosas es enseñarles a rezar por los fieles difuntos, como modo de allanar su camino temporal hacia el encuentro con el Padre.