SACRAMENTOS

Id y enseñad a todaslas gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19-20a)

Según establece el Catecismo de la Iglesia Católica (1213):

El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu (“vitae spiritualis ianua”) y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (cf Concilio de Florencia: DS 1314; CIC, can 204,1; 849; CCEO 675,1): Baptismus est sacramentum regenerationis per aquam in verbo” (“El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra”: Catecismo Romano 2,2,5).

Los bautismos se celebran en alguna de nuestras dos parroquias, de manera habitual, los sábados, siendo preceptiva la inscripción y preparación previa.

La recepción de este importante sacramento de la iniciación cristiana precisa de una apropiada preparación catequética, que debe estar adecuada a la edad y circunstancias del bautizando.

Requisitos para ser padrinos:

A tenor de la misión que se les encomienda de ser guías y colaborar en el crecimiento espiritual del bautizo, el c. 874 y el Directorio para la Iniciación Cristiana de la diócesis exigen:

  • Haber cumplido al menos 16 años.
  • Haber recibido el sacramento de la confirmación (debe constar como nota marginal en la partida de bautismo)
  • Asistir a las catequesis de preparación al bautismo
  • Llevar una vida congruente con su fe, lo que comporta, entre otros:

– No haber renunciado formal o notoriamente a la fe católica.
– En su caso, haber recibido el sacramento del matrimonio.
– Llevar una vida honrada.

Documentación a aportar:

  1. Certificado literal de nacimiento del bautizando.
  2. Fotocopia del DNI de los padres y padrinos
  3. Partida de bautismo -con la nota marginal de confirmación- de lospadrinos.
  4. Solicitud por escrito y aceptación de los compromisos que comporta.

Todo este proceso deberá de llevarse acabo junto con el párroco.

Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos (Jn 20, 22-23)

Tal y como señala el Catecismo de la Iglesia Católica (1446) “Cristo instituyó el sacramento de la penitencia a favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia. El sacramento de la penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad de convertirse y recuperar la gracia de la justificación. Los Padres de la Iglesia presentan este sacramento como “la segunda tabla (de salvación) después del naufragio que es la pérdida de la gracia”.
 
El Concilio vaticano II nos enseña: “Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados, cometidos contra él y, al mismo tiempo, se reconcilia con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones” (LG 11).
 
El sacramento de la penitencia es el sacramento de la misericordia de Dios para con nosotros, acudir a él con la frecuencia debida nos da la gracia para ir caminando por un camino de perfección que cada día nos acerca más al señor y nos va configurando en Él. Del Señor sólo esperamos misericordia porque “no nos trata como merecen nuestros pecado, ni nos paga según nuestras culpas” (Sal 102,10). Tal y como insiste el Papa Francisco, “Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros quienes nos cansamos de pedirle perdón”.

El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Este es el pan bajado del cielo, el que come este pan vivirá para siempre. (Jn 6,56.58)

Tal y como señala el Catecismo de la Iglesia Católica (1323) “Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura” (SC 47).

Con la Eucaristía culmina la iniciación cristiana; es “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG 11) y, en definitiva, supone el compendio y suma de nuestra fe.

HORARIO DE MISAS

Lunes y Martes
Parroquia de San Juan
20:30 En verano
19:30 En invierno
Jueves y Viernes
Parroquia de Santiago
20:30 En verano
19:30 En invierno
Sábados
Parroquia de San Juan
20:30 En verano
19:30 En invierno
Domingos
Parroquia de Santiago Apóstol
Parroquia de San Juan
Iglesia del Carmen

09:00
11:30
20:30

Se bautizaron en el nombre de Jesús. E imponiéndoles Pablo las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo (Hch. 19, 5-6)

Tal y como señala el Catecismo de la Iglesia Católica (1285) con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los “sacramentos de la iniciación cristiana”, siendo la recepción de este sacramento necesaria para la plenitud de la gracia bautismal. En efecto, a los bautizados “el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras” (LG 11).

La parroquia también ofrece la formación precisa para la recepción de este sacramento, adecuado a las circunstancias de los confirmandos:

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con óleo a muchos enfermos y los curaban (Mc 6. 12-13)
Tal y como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (1053), “la compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase (cf. Mt 4,24) son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado su pueblo” (Lc 7, 16) y de que el Reino de Dios está cerca”. “Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios” (1499).
 
El enfermo necesita de una gracia especial de Dios, para que no desfallezca su ánimo y, sometido a prueba, no se debilite su fe. Por la presencia eficaz del espíritu de Jesús, la enfermedad pierde su carácter más duro, desesperado y doloroso para convertirse en signo evangélico de paz, serenidad y esperanza. Así, el cristiano evangeliza desde su enfermedad.
 
La santa unción se administra a los creyentes que por enfermedad o edad avanzada ven mermada gravemente su salud. En nuestra parroquia, además, se celebra comunitariamente este sacramento el día de la Pascua del Enfermo.

Jesús les respondió: ¿No habéis leído que el creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.(Mt 19, 3-6)

Tal y como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (1601) “La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados”.

El matrimonio es una forma de realizar la vocación cristiana y es, así, un carisma, un don del Espíritu que se manifiesta en la fidelidad mutua que no termina. En el matrimonio cristiano los esposos intentan amarse como Cristo ama a su Iglesia, que se entregó a Sí mismo por ella hasta la muerte.

La realización de esta vocación exige una adecuada preparación para asumir y vivir en profundidad la vida matrimonial como la realización de la llamada del Señor a este forma de vida elegida.

Si deseas celebrar tu matrimonio en nuestra parroquia, debes ponerte en contacto con la secretaría parroquial para ver las fechas disponibles y recibir la información necesaria para la instrucción del expediente matrimonial.

Según lo establecido en el nuevo Directorio de Iniciación Cristiana, a partir del 1 de septiembre de 2016 no podrán contraer matrimonio canónico aquellos bautizados que no estén confirmados. Por ello, no se podrá reservar ninguna fecha de celebración posterior a la antes referida sin presentar previamente las partidas de bautismo de los contrayentes con las notas marginales de confirmación. Si no estás confirmado debes acudir cuanto antes a la parroquia que te pertenece según tu domicilio. Ten en cuenta que la preparación para recibir el sacramento de la confirmación, en el caso de los adultos, por norma general se extiende más o menos a un año.

La Iglesia entera es un pueblo sacerdotal. Por el Bautismo, todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama “sacerdocio común de los fieles”. A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de Cristo-Cabeza en medio de la comunidad (CATIC 1591)

Nuestra parroquia ha sido bendecida recientemente con la ordenación sacerdotal de dos de sus hijos, Ángel Luis Bayo y Francisco Coronado, los cuáles han presidido y oficiado la Santa Misa en varias ocasiones en nuestra localidad.

Así mismo, Samuel, igualmente miembro de nuestra feligresía, será ordenado diácono el 22 de julio, en la Santa Iglesia Catedral de Huelva.

Pidamos al Señor por ellos, para que les conceda el don de la fidelidad, así como que bendiga a nuestra parroquia con nuevas vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada.